
Los servicios y las ofertas suelen sonar inocuas. Algunos vendedores catalogan sus herramientas como “rastreo de tiempo automatizado” o “analítica del lugar de trabajo”. Otros mercadean su producto para compañías con preocupaciones sobre seguridad de la información o robos de propiedad intelectual. Vamos a referirnos a estas herramientas como ‘bossware’.
A pesar de que se presenta como una ayuda para los empleadores, el ‘bossware’ pone en peligro la privacidad de los trabajadores, al registrar cada clic y cada tecla, recabando información de forma secreta para ser utilizada en demandas y utilizando otras utilidades de espionaje que van mucho más allá de lo que es necesario para manejar una fuerza de trabajo.
Esto no está bien. Cuando un hogar se convierte en una oficina, sigue siendo un hogar. Los trabajadores no deberían estar sujetos a vigilancia no consensuada o estar presionados a este nivel de escrutinio en su propia casa para conservar sus trabajos.
¿De qué se trata?
Típicamente, el ‘bossware’ está almacenado en un computador o en un teléfono y tiene privilegios de acceso para saber todo lo que sucede en el dispositivo. La mayoría de estas herramientas recolecta información sobre, básicamente, todo lo que hace el usuario.
Analizamos material de mercadeo, demostraciones y reseñas de usuarios para entender cómo funcionan estas herramientas. Hay demasiadas formas de monitoreo como para enumerarlas acá, pero las agrupamos en varias categorías generales.
La forma más amplia y común de vigilancia es el monitoreo de actividades. Esto, por lo general, incluye un registro de cuáles son las aplicaciones y los sitios web que un usuario utiliza o visita. También puede incluir a quién le envía correos o mensajes (con metadatos como el asunto de estas comunicaciones), así como publicaciones de redes sociales.
La mayoría del ‘bossware’ también registra varios niveles de entrada de datos a través del mouse o el teclado; por ejemplo, muchas herramientas ofrecen un análisis minuto a minuto de los clics y el tecleo de un usuario para tratar de atar estas métricas con una idea de productividad. Este tipo de datos son agrupados en gráficos que, a su vez, tratan de ofrecerle a los empleadores una amplia panorámica de qué hacen los trabajadores.
Todos los productos analizados también tienen la posibilidad de tomar capturas de pantalla con cierta frecuencia, así como proveer transmisión en directo de lo que está sucediendo en sus pantallas. Estos datos, con frecuencia, son ensamblados en una línea de tiempo para que los gerentes puedan examinar, con detalle, qué estaba haciendo un trabajador en un punto determinado.
Varias herramientas también incluyen keyloggers, que son desarrollos que registran lo que el usuario teclea, algo que registra lo que un trabajador pone en un correo que no envía o las contraseñas que introduce en los servicios que utiliza.
La mayoría de estos programas no distinguen entre la actividad laboral de un trabajador o la personal, que bien puede incluir la consulta de datos bancarios o médicos, toda información privada.
Los productos ofrecidos por algunas compañías (entre las que se cuenta StaafCop Enterprise y CleverControl) les permiten a los empleadores activar, de forma secreta, la cámara o el micrófono de los usuarios.
En general, hay dos caminos mediante los cuales ‘bossware’ puede ser introducido: una aplicación que es visible para el trabajador (y que en algunos casos puede ser controlada por éste) o una que opera de forma secreta, para que realice sus procesos sin que el usuario lo sepa. La mayoría de las compañías analizadas ofrecen ambos métodos de instalación.
¿Qué tan común es?
El negocio de la vigilancia laboral ya era bastante grande antes del COVID-19. Si bien es difícil decir con seguridad qué tan populares son este tipo de aplicaciones, lo que sí resulta cierto es que hoy son mucho más populares. Por ejemplo, Awareness Technoogies, que es dueña de InterGuard, asegura que su base de clientes creció 300 % en las primeras semanas de la pandemia.
Algunas de las compañías más grandes en el mundo usan una versión y otra de ‘bossware’. Los clientes de Hubstaff (uno de los fabricantes de este tipo de software) incluyen Groupon e Instacart. Time Doctor asegura tener 83.000 usuarios y entre sus clientes se cuenta Ericsson y Verizon.
Ahora bien, no resulta claro cuáles de estas empresas eligieron instalar estas herramientas secretamente en los dispositivos de sus colaboradores, ya que no es un tema que discutan públicamente. Hay algunos empleados con contratos que autorizan ciertos tipos de monitoreo o previenen otros. Pero, para muchos trabajadores, resulta imposible saber si están siendo observados debido a la naturaleza encubierta del ‘bossware’.
¿Qué se puede hacer?
Quienes crean que están siendo vigilados deben, si se sienten cómodos, hablar con sus empleadores. Las empresas que adoptan ‘bossware’ deben tener claro cuáles son los objetivos que persiguen con estas herramientas y cómo se pueden lograr utilizando métodos menos intrusivos y lesivos de las libertades fundamentales de cada persona. Dicho esto, si usted sospecha que está siendo vigilado, lo primero es que deje de utilizar sus dispositivos de trabajo para asuntos personales.
Vale la pena aclarar que, además, el ‘bossware’ puede impulsar un tipo de productividad errada: por ejemplo, impulsar al trabajador a estar siempre utilizando el mouse o el teclado como una medida de buen trabajo le quita la posibilidad de parar para reflexionar y pensar, dos elementos críticos en cualquier proceso laboral y, de paso, en cualquier momento de la vida humana.
El monitoreo constante puede paralizar la creatividad, disminuir la confianza en los equipos de trabajo y contribuir a quemar, intelectual y emocionalmente, a los trabajadores.
La pandemia por el COVID-19 ha puesto mayores presiones sobre todos y está impulsando cambios fundamentales en el trabajo. Sin embargo, no podemos permitir que la crisis impulse una nueva era de vigilancia.
Ahora más que nunca vivimos y experimentamos la vida a través de nuestros dispositivos. El derecho a la privacidad digital es más importante que en cualquier otro momento.