
Entre los elegantes salones del hotel JW Marriot, en Bogotá, y los desérticos parajes de La Guajira, se orquestó una rocambolesca operación militar que pretendía irrumpir en Venezuela y derrocar el régimen de Nicolás Maduro. Sus protagonistas, el narcogeneral venezolano Clíver Alcalá y el condecorado exsoldado de las Fuerzas Especiales de Estados Unidos, Jordan Goudreau, hicieron un oso internacional al embarcarse en una aventura improvisada y quijotesca con pretensiones de Rambo.
La historia fue reconstruida con detalle en una investigación de Joshua Goodman, reportero de la Associated Press (AP), que ha causado una polémica internacional, entre otras por involucrar a Colombia. El plan contaba con 300 soldados venezolanos, muchos de ellos desertores del Ejército de Maduro, quienes se había refugiado en Colombia desde comienzos del año pasado. Estos organizaron una caravana fuertemente armada, que atravesaría la frontera y, en menos de cuatro días, entraría a Caracas. La expectativa era que al momento de llegar a la capital, las desmoralizadas tropas de Maduro se rebelarían contra él y se sumarían a la fuerza libertadora. Además, tendrían el apoyo bélico de Estados Unidos, que dispondría de aviones para atacar la fortaleza de Maduro. Ese era el plan en la mente de sus líderes. Alcanzaron a reclutar hombres, entrenarlos y conseguir armas. Pero el operativo era tan caricaturesco que su fracaso era inevitable.